Hora de la cena

Una mujer regordeta salió por la puerta de la cocina con cara de mal humor, con un delantal grasoso y cargando una gran olla.

-Ya, ya. Dejen de hacer tanto ruido. Los escuchamos la primera vez. Es sólo que no me gusta cocinar para sólo una persona. Es muy tedioso y molesto, y se piensan que una está aqui para hacerle de chef...- Dijo la mujer. A continuación sacó cuatro platos de una puertita de debajo de la barra y sirvió en ellos una basta cantidad del estofado que había en la olla.
El estofado tenía muy buena pinta y olía muy bien. Tenía carne de res y verduras varias. Luego, hizo una segunda escala en la cocina y trajo consigo una gran bandeja llena de papas asadas al gratín y ensalada de lechuga y rábano.

-Muy bien, coman. Ahora vuelvo con algo de beber.- dijo ella

Luego de unos minutos salio con una enorme jarra de té helado de limón y unos cuantos vasos.

La expresión en su rostro se había suavizado bastante, e incluso se podía decir que se veía amable.

Ivanna le siguió a Dante en empezar a comer. Tenía muchisimo tiempo que no comía algo que no fuera cosa rápida y/o congelada. La madre de Ivanna no había vuelto a cocinar desde que se casó con Salazar, y como a Ivvy se le daban fatal las artes culinarias, se había vuelto cliente regular de McDonalds, ó cuando llegaba a ir al supermercado, en el carrito abundaba la comida del tipo "solo caliente y sirva"
Aquel estofado se le hacía casi como ambrosía. Otra razón más para adorar su nueva escuela.

La cocinera escuchaba disimuladamente desde la barra del buffete, y cuando notó que la joven de cabello rojo bajaba la voz, aguzó el oído.
-Sí, todos sabíamos que los rumores no se iban a aplacar tan sólo con el hecho de que el director se hiciera el sordo...- decía entre dientes la regordeta mujer, y su murmuro apenas era audible -Tarde o temprano la verdad sale a flote, bien le dije yo, y él, ese muchacho malcríado, me ha tirado por loca... Sí, sí... Pero estos muchachitos se ven más despiertos, no tardarán en averiguarlo todo... No, no... Si los jovenes de hoy son más inteligentes... Y las muchachas ya no son tan inocentes como en mis tiempos...

La mujer daba la impresión de estar un poco demente.
Parecía no notar que estaba diciendo todo aquello, cómo les sucede a los ancianos; no obstante, la cocinera no tenía mas de unas cuatro o cinco décadas de vida, era imposible justificarle con "Demencia Senil".

Se acercó a los cuatro jovenes llevando una charola con varias rebanadas de tarta de limón como postre, a pesar de que ninguno de ellos había acabado aún de comer.

-Sí, claro, de día no hay problemas, es de madrugada cuando uno no puede pegar el ojo... Sí, y toparse con algun bicho de esos ¡Mejor ni pensarlo!- seguía diciendo por lo bajo la mujer cuando dejó sobre la mesa la charola con las tartas. Miró suspicaz a la pelirroja, por alguna razón, y siguió con sus murmullos- Sí, sí... justamente así era...
Caminó con paso lento hacia la cocina, murmurando cada vez de forma mas ininteligible...